La Patagonia es la región al sur del Río Colorado, desde los 39° hasta los 55° de latitud Sur, incluyendo la Cordillera de los Andes y las mesetas, planicies y serranías comprendidas entre los Andes y el Océano Atlántico. Comprende las Provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Tiene una superficie aproximada de 800.000 km2.
La estepa patagónica, fitogeográficamente denominada Provincia Patagónica, ocupa la mayor parte de la Patagonia extrandina y se extiende hasta el sudoeste de la Provincia de Mendoza. Está limitada por otras Provincias Fitogeográficas como son el Monte, al noreste; la Provincia Subantártica, que comprende los Bosques Subantárticos o Andino-Patagónicos, al oeste; y la Provincia Altoandina, a manera de islas por encima de estos bosques. (Ver mapa Fitogeográfico de Patagonia.)
En líneas generales, la estepa se asocia a un paisaje árido, con vegetación baja y abierta, con predominancia de arbustos y 'coirones', aunque en tan vasto territorio las condiciones ambientales varían de un sitio a otro y por ende las especies que la habitan . (Ver dibujoa de paisajes)
Características ambientales
La estepa se extiende sobre un paisaje compuesto por serranías, mesetas basálticas y planicies rocosas y glacifluviales, estas últimas en especial en el extremo sur. La altitud sobre el nivel del mar desciende de oeste a este desde más de 1000 m s. n .m hasta menos de 400 m s.n.m. En el siguiente mapa se pueden observar los diferentes pisos altitudinales en la zona de trabajo de las autoras. (Ver mapa físico y de precipitación)
Los suelos de la estepa varían de un lugar a otro, pero en general son pedregoso-arenosos, pobres en materiales finos y en materia orgánica.
El clima, en líneas generales, se define como árido a semiárido y templado frío, variando estas condiciones con relación a la latitud y longitud geográfica, y a la altitud.
Con respecto a la humedad, es semiárido en el oeste y el extremo sur, y árido en la zona centro y este. En el mismo mapa se puede observar el fuerte gradiente de precipitación oeste-
este en la parte norte de la Patagonia argentina. Una característica de estas precipitaciones es que se concentran en el invierno y ocurren en gran parte en forma de nieve.
Con relación a la temperatura, las medias anuales están siempre por debajo de los 13 grados centígrados, descendiendo este promedio de norte a sur, por influencia de la latitud geográfica, y de este a oeste, condicionada por la altitud sobre el nivel del mar. En el siguiente perfil de la ruta 23 se muestran, a modo de ejemplo, las temperaturas medias en las distintas localidades. Es interesante notar que las temperaturas máximas y mínimas pueden ser extremas, variando desde - 35°C a + 35°C, como en el caso de Maquinchao. Asimismo, la variación térmica diaria es notable, incrementándose de oeste a este.
Otros elementos climáticos característicos son los vientos fuertes y constantes del cuadrante Oeste, que pueden superar los 100 km por hora, y las heladas, a veces de gran intensidad y duración. El período libre de heladas varía desde el noreste hacia el sudoeste de la Patagonia, yendo desde 260 a menos de 100 días al año.
En el mismo perfil, se pueden apreciar las variaciones de altitud, temperatura y precipitaciones a lo largo de la ruta 23 que atraviesa la Provincia de Río Negro. (Ver perfil sobre ruta 23)
Características generales de la flora de la estepa
A pesar de la aparente monotonía del paisaje, la estepa Patagónica alberga una elevada diversidad de especies. Según Soriano, Nogués y Burkart (1994), de las 2151 especies de plantas vasculares citadas para Patagonia, 1378 habitan en las zonas áridas y semiáridas.
Para mayor información, se adjunta el listado de especies confeccionado por las autoras en su área de trabajo (Ver anexo 1). Como allí se muestra, a lo largo de estos 6 años de trabajo, se registraron, 453 especies de plantas vasculares, pertenecientes a 247 géneros y 70 familias.
Las familias más representadas son las Asteráceas (=Compuestas), con 90 especies; las Poáceas (=Gramíneas), con 36; las Fabáceas (=Leguminosas) con 33; seguidas de las Verbenáceas, con 18; las Rosáceas, con 16; las Brasicáceas (=Crucíferas) y Ciperáceas, con 15 especies cada una; y las Apiáceas (=Umbelíferas), con 14.
Los géneros más representados son: Senecio, con 19 especies; Junellia y Adesmia, con 12 especies cada uno; Carex, con 10; Baccharis con 9, y Nassauvia con 8 especies.
Adaptaciones de las plantas de la estepa
Ante las condiciones climáticas características de la Estepa Patagónica, las plantas han desarrollado adaptaciones principalmente para soportar las condiciones de aridéz y los fuertes vientos, además de desarrollar defensas antiherbívoros.
Las estrategias adaptativas involucran aspectos muy diversos como: formas de vida, forma y tamaño de la planta, caracteres morfológicos en las raíces, tallos, hojas, flores y frutos, como así también adaptaciones de tipo fisiológico que le permiten adecuar su metabolismo a las exigentes condiciones del medio.
Con respecto a las formas de vida, predominan los arbustos bajos, los sufrútices o subarbustos, y las hierbas perennes, aunque en algunos sitios proliferan también las hierbas anuales. No se encuentran árboles en la estepa, con la excepción de las ingresiones en los sectores cercanos a la cordillera, de los sauces en los bordes de cursos de agua o los plantados en las estancias y poblaciones.
Las hierbas anuales resuelven el problema de las condiciones adversas proliferando durante la época favorable y permaneciendo como semillas el resto del año.
En el caso de las plantas perennes, y a modo de estrategia para evadir la época desfavorable, numerosas especies presentan hojas caducas, o pierden la parte aérea restando debajo de la tierra los bulbos, rizomas, tubérculos o simplemente las raíces.
Las especies que conservan sus partes aéreas todo el año, desarrollan toda suerte de adaptaciones como falta de hojas, transformación de hojas en espinas, presencia de hojas recubiertas de pelos, resinas, ceras protectoras o gruesas cutículas, plegamiento de las hojas, disposición apretada de las hojas sobre ramitas cortas, etc.
Entre los arbustos son comunes las formas en cojín, o matas hemisféricas, o de carpetas leñosas aplastadas contra el sustrato. Esta forma de crecimiento, les permite funcionar como trampas de humedad, de materia orgánica y de calor, además de minimizar el efecto del viento y el roce de la arena. Estas matas acojinadas cumplen un papel importante como nodrizas en las comunidades vegetales ya que favorecen el crecimiento de otras especies entre sus ramas.
Entre las defensas antiherbívoros se destacan las espinas, aunque también son comunes las cubiertas de pelos o presencia de sustancias que hacen a las plantas poco palatables.
Vegetación
La vegetación predominante es la estepa de arbustos bajos y de hierbas, en especial gramíneas, aunque la fisonomía (aspecto de la misma) y la composición florística (conjunto de especies) varían de un lugar a otro. Asimismo, en los sitios anegadizos se desarrollan mallines o vegas, y en los bajos salinos un tipo de vegetación completamente adaptado a esas condiciones.
El tipo de vegetación de un sitio está estrechamente relacionado y determinado por las condiciones ambientales del mismo. Entre los factores determinantes más importantes se encuentra el clima, principalmente la humedad y la temperatura, y la topografía del sitio,
especialmente la altitud sobre el nivel de mar (que también se relaciona estrechamente con la temperatura). Sin embargo, los sustratos geológicos, los tipos de suelo, el PH o grado de acidéz- alcalinidad, las geoformas que condicionan la distribución y abundancia de agua en el suelo, los procesos geomórficos como la erosión y la redepositación de arenas y cenizas, la pendiente y la exposición de las laderas, también son importantes, aunque muchos de estos factores actúan indirectamente condicionando la humedad y temperatura del sitio. Asimismo, las interacciones con la fauna del lugar, la acción del fuego y la ganadería, y las actividades humanas en general, entre numerosos otros factores, también determinan la vegetación.
A modo de síntesis, se podría decir que la vegetación está determinada por un conjunto de factores que actúan de manera inter-dependiente, donde la humedad y la temperatura, fuertemente determinada por la altitud sobre el nivel del mar, juegan un papel preponderante. Teniendo en cuenta esto, y considerando la enorme extensión de la Patagonia, se explica por qué la estepa cambia a lo largo, ancho y alto de la Patagonia.
Numerosos autores han tratado de subdividir a la región ecológica de la estepa en diferentes subregiones y de colocarles algún nombre que las identifique. Este trabajo ha sido arduo, por la complejidad del tema, y no existe aún un acuerdo entre todos los investigadores. A modo de ejemplo, sirven los trabajos generales de Cabrera, 1971; Roig, en Correa, 1998; Bran, 2000; León y otros, 1998. Sin embargo, en líneas generales, la mayoría de las publicaciones denominan a la estepa como Provincia Fitogeográfica Patagónica y describen 6 subdivisiones mayores llamadas Distritos Fitogeográficos, que se dividen, a su vez, en diferentes subunidades teniendo en cuenta principalmente la fisonomía y la composición florística. En el mapa de vegetación se observan estos Distritos Fitogeográficos de la Provincia Patagónica, y las transiciones con la Provincia Fitogeográfica del Monte. (Ver mapa de vegetación)
A continuación, se describen los Distritos representados en la zona de trabajo de las autoras, que va desde el Sur de Neuquén al Norte de Chubut, hasta el límite con la región ecológica del Monte, y se brinda información general sobre esta vecina región. Las descripciones fueron tomadas de León, Bran, Collantes, Paruelo y Soriano, 1998, y Bran, 1998.
1) Distrito Subandino
Se extiende como una estrecha franja que va desde el Norte de Neuquén hasta el Sur de Santa Cruz entre los meridianos 71º y los 71º 30´, entre el bosque y la estepa más árida.
La vegetación típica es la estepa graminosa con alta cobertura vegetal y con pocos arbustos, excepto en los ambientes deteriorados. La especie predominante es Festuca pallescens (coirón dulce) de gran valor forrajero, especialmente en los sitios que por su exposición o altura son más húmedos. Otros componentes importantes son Stipa humilis (coirón amargo), Mulinum spinosum (neneo), Berberis microphylla (calafate), Senecio bracteolatus (charcao verde o mata mora), entre otras. Debido a la cercanía al bosque, y a las precipitaciones superiores a los 300 mm, ingresan a este distrito especies del bosque, especialmente en los bordes de cursos de agua, formando a veces manchones de bosque dentro de la estepa. Algunas de estas especies son Discaria chacaye (chacay), Maytenus boaria (maitén), Nothofagus antarctica (ñire), Escallonia virgata (chapel), etc.
2) Distrito Occidental
Se ubica al Oeste del meridiano de 70 grados y ocupa un área continua entre el Lago Buenos Aires en Santa Cruz (46° 30´) y las serranías ubicadas entre Loncopué y Chos Malal en Neuquén (38°), extendiéndose a veces hacia el oriente en ambientes serranos y mesetiformes del sudoeste de Río Negro y Noroeste de Chubut. Las precipitaciones van entre los 300 y los 150 mm anuales.
Se caracteriza por una estepa arbustivo-graminosa de 60 a 180 cm con una cobertura total aproximada del 50%. La mayor parte de la cobertura vegetal corresponde a coirones.
Algunas especies características de este distrito son: Stipa speciosa (coirón amargo), Stipa humilis (coirón llama), Adesmia volckmanii (mamuel choique), Berberis microphylla (calafate), Senecio filaginoides (charcao gris), Mulinum spinosum (neneo), Ephedra frustillata (efedra), Lycium chilense (yaoyín), Schinus roigii (molle blanco), entre otras. Hacia el centro de este distrito se agregan otras especies como Stillingia patagonica (mata crespa), Nassauvia axillaris (uña de gato), Grindelia chiloensis (melosa o botón de oro), Colliguaja integerrima (coliguay), Grindelia anethifolia (peinecillo) entre muchas más. En los sectores más altos del distrito suelen desarrollarse estepas graminosas de Poa ligularis (coirón poa), Festuca pallescens (coirón blanco), Festuca argentina (coirón huecú), Stipa speciosa (coirón amargo).
3) Distrito Central
Es el más extenso de la Patagonia y abarca la porción más árida de la región, con promedios de precipitación anual inferiores a los 200 mm. Se extiende desde el oeste de Maquinchao en Río Negro hasta el Río Coyle en Santa Cruz.
Los tipos de vegetación más comunes son las estepas arbustivas de altura media, circunscriptas a áreas serranas, y la de arbustos enanos, conocidas como eriales. Los desiertos de halófitas, plantas adaptadas a condiciones salinas, y los matorrales costeros de halófitas son también característicos del distrito.
Las especies más características cambian de un sitio a otro, y es aquí donde se encuentran las diferencias entre los diversos autores. Sin embargo, en el área cubierta por este libro pueden mencionarse como especies más representativas las siguientes: Chuquiraga avellaneda (quilembay), Licyum chilense (yaoyín), Junellia ligustrina (Junelia), Prosopis denudans (algarrobillo), Ephedra ochreata (solupe), Schinus o´donelli (molle colorado), Stillingia patagonica (mata crespa o mata de perro), Senecio filaginoides (charcao gris), algunos cactus como Maihuenia patagonica (chupa sangre) y Maihueniopsis darwinii, y entre los pastos Stipa humilis (coirón llama). Sobre las estribaciones serranas y en todos los derrumbres basálticos domina la Colliguaja integerrima (coliguay o duraznillo), entremezclada con las especies antes mencionadas. Otro arbusto común es la Larrea nitida (jarilla crespa), aunque este género de plantas es característico de la zona del Monte. En los sitios salados, generalmente ubicados en bolsones, se desarrolla una estepa muy abierta y pobre en especies,
contándose entre las más comunes a Atriplex lampa (zampa) y Suaeda divaricata (jume) , encontrándose a veces Chuquiraga aurea (uña de gato, monte chirriador, ardegrás).
Las divisiones entre un distrito y otro no se dan como líneas claras, sino que existe una franja de transición entre uno y otro donde las especies de ambas zonas se entremezclan. Por esta razón, en las zonas de la estepa que lindan con la región ecológica del Monte, ingresan algunas especies de esta formación, lo que a dado lugar que los mencionados autores delimiten una zona de Ecotono, o de transición, entre el Monte y la Estepa. A continuación, se ofrecen algunos datos del Monte tomados de los mismos autores. Vale aclarar, que esta obra no cubre la región ecológica del Monte.
4) El Monte
El Monte es una región que se extiende al Oeste de los Andes de Salta (24º 35´S) hasta la costa Atlántica de Chubut (44º 20´S). Esta formación responde a un clima árido a semiárido, con una temperatura media anual superior a los 13ºC. Esta mayor exigencia térmica marca el límite entre la Estepa y el Monte. Por esta razón, en muchos sitios, el Monte aparece en las zonas más bajas, por debajo de los 400 m s.n.m., a manera de islas dentro de la Estepa (VER MAPA), fenómeno que se puede apreciar fácilmente en un recorrido por la Línea Sur.
La vegetación típica es una estepa arbustiva muy abierta, con escasa cobertura vegetal entre el 30 y el 50%, donde predominan los arbustos de altura media, entre o, 5 y 1,5 m de altura, que se entremezclan con arbustos altos, de unos 2 m, muy dispersos, y un estrato abierto de arbustos bajos y hierbas A primera vista, suele ser difícil distinguir una especie de la otra porque sus adaptaciones son similares, siendo la gran mayoría espinosos y con hojas muy pequeñas o ausentes.
Entre las especies más típicas en el sector patagónico del Monte, pueden citarse aquellas del género Larrea: Larrea nitida (jarilla crespa), Larrea divaricata (jarilla hembra), Larrea cuneifolia (jarilla macho) acompañadas por Prosopis alpataco (alpataco), Schinus johonstonii (molle), Acantolippia seriphioides (tomillo), Monttea aphylla (mata sebo), Prosopidastrum globosum (manca protrillo), Chuquiraga erinacea (chilladora), Condalia microphylla (piquillín), varios cactus, entre muchas especies más. Dentro de las gramíneas se destacan Stipa speciosa (coirón amargo) y Stipa tenuis. En las zonas de mayor salinidad y alcalinidad estas especies se reemplazan por Atriplex lampa (zampa) acompañada de Ciclolepis genistoides (matorro) y Suaeda divaricata (jume). Luego de las lluvias suelen aparecer numerosas plantas anuales. En esta zona ecotonal rionegrina a estas especies se agregan las típicas del distrito central de la estepa, destacándose Mulinum spinosum (neneo), Senecio filaginoides (charcao gris), Grindelia chiloensis (melosa o botón de oro), Nassauvia glomerulosa (cola piche), Chuquiraga avellanedae (quilembay), entre otras.
5) Vegetación azonal
Se denomina vegetación azonal a aquella que se distingue completamente de la vegetación circundante por desarrollarse bajo condiciones especiales, como es el caso de los mallines, o
vegas; las estepas, matorrales o desiertos de halófitas, que se desarrollan sobre sitios salinos; y las formaciones que siguen los cursos de agua, como los matorrales y arboledas en galería.
Los mallines o vegas, son praderas que se desarrollan sobre suelos mal drenados de origen volcánico de relieve plano cóncavo, ubicados en planicies glacifluviales y/o llanuras fluviales. La fisonomía de los mallines es el de una pradera húmeda, siempreverde, densa y con abundancia de junquillos y gramíneas. A pesar de la aparente homogeneidad, los mallines encierran una elevada diversidad de especies y son de gran importancia para la fauna local y para el ganado. Algunas especies características son Juncus balticus (junco), Festuca pallescens (coirón dulce), Pratia repens (pratia), etc.
Los matorrales o arboledas en galería se desarrollan a lo largo de los cursos de agua, formando una estrecha franja de vegetación cerrada sobre los bordes. Se caracterizan por la presencia de arbustos, en el primer caso, y de árboles en el segundo. Si los cursos de agua corren cerca de la cordillera pueden presentar ingresiones de especies del bosque como Nothofagus antarctica (ñire), Maytenus boaria (maitén), Discaria chacaye y Discaria trinervis (chacayes), Escallonia virgata (chapel), Ribes cucullatum (parrillita), Rosa eglanteria (rosa mosqueta), etc. En las zonas más áridas, estas especies son reemplazadas completamente por los árboles conocidos como sauces, principalmente Salix fragilis (mimbrote o mimbre negro), exótico naturalizado en la región, y Salix humboldtiana (sauce criollo), árbol nativo que viene desde el norte del país hasta el paralelo de 44ºS, siendo las formaciones más australes las de Gaiman y las Plumas, en el Río Chubut.
Las estepas, matorrales o desiertos de halófitas se desarrollan en zonas salitrosas, como depresiones interiores o costas marinas. Las plantas que allí habitan presentan adaptaciones a la alta concentración de sales, siendo comunes Suaeda divaricata (jume), Lepydophyllum cupressiforme (mata verde), varias especies de Distichlis (pelo de chancho), entre otras.
Y, para finalizar, vale hacer mención a la vegetación típica en cualquier asentamiento humano en la Patagonia, compuesta principalmente por álamos, destacándose principalmente Populus nigra (álamo italiano, piramidal o de Musolini) y Populus alba (álamo blanco o plateado). Estos árboles constituyen mojones en la inmensidad de la estepa, y cualquier viajero puede adivinar, a la distancia, la presencia humana.
La estepa como ecosistema
Si bien lo que resalta a primera vista es la vegetación, las plantas son sólo una de las partes del ecosistema de la estepa. Una fauna particular vive en íntima relación con aquellas y el ambiente. Guanacos, zorros, chinchillones, piches, zorrinos, pumas, tuco-tucos, choiques, jotes, águilas moras, aguiluchos, halconcitos, lagartijas, culebras y numerosas especies de pájaros e insectos son sólo algunos de los integrantes del elenco faunístico más fáciles de avistar. Pero existen muchas especies más, incluyendo organismos de otros reinos como los hongos, líquenes y microorganismos.
Es interesante destacar, que varias especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios son endémicas de esta región, en especial pequeñas lagartijas y ranas.
Al igual que las plantas, los animales desarrollaron adaptaciones para soportar las condiciones de aridez, los vientos secos y el frío invernal, por mencionar los factores más limitantes para la vida en la estepa. Migraciones, desplazamientos, ajuste de los ritmos diarios, reemplazo del vuelo por la carrera, acumulación de grasa durante la temporada favorable, pelos abrigados, hibernación ... son sólo algunos de los mecanismos que les permiten la supervivencia.
Los animales necesitan de las plantas para alimentarse, refugiarse y reproducirse, y estas necesitan de los animales para la polinización y la dispersión de las semillas. Y en esta cadena de relaciones, cualquier alteración del ambiente repercute sobre la vegetación y directa o indirectamente sobre la fauna y el resto de los organismos.
Según la Fundación Vida Silvestre, la estepa patagónica es una de las eco-regiones más singulares de la Argentina, junto con el Monte y el Espinal, y el esfuerzo necesario para la conservación debería ser alto debido a que sólo el 0,6% de su superficie está protegida a nivel nacional.
Problemas de conservación de la estepa
Los principales problemas ambientales de la Patagonia son sin lugar a dudas la erosión y la desertificación, íntimamente relacionadas con la cría de ganado lanar, principalmente en Río Negro y Chubut, y caprino en la Provincia del Neuquén. El sobrepastoreo deteriora la rala cubierta vegetal y expone el suelo a la erosión eólica e hídrica. Si el proceso de erosión no se frena a tiempo los campos llegan a convertirse en desiertos.
El proceso de erosión comienza cuando se coloca en los campos un número de ganado superior al que la vegetación puede mantener. El pisoteo y el pastoreo de los animales alteran la superficie del suelo y reducen o eliminan la cubierta vegetal dejándolo expuesto a la acción de los fuertes vientos patagónicos. Cuando esto ocurre se produce en primer lugar una “voladura” de las partículas del suelo. Estas partículas terminan de matar las escasas plantas que pudieron sobrevivir al ganado, pues las lastiman, desarraigan o entierran, y finalmente el suelo se transforma en un peladal. El proceso erosivo se traslada en dirección del viento. En la zona subandina ocurre lo mismo con la erosión hídrica, ya que la falta de cobertura vegetal acelera la escorrentía con formación de surcos y cárcavas y favorece un más rápido y profundo congelamiento del suelo.
A lo largo del tiempo, los terrenos erosionados, por la acción combinada de todos estos factores, pueden convertirse irreversiblemente en desiertos. Es así como grandes áreas de la Patagonia se han arruinado para siempre.
Por otro lado, las exploraciones y explotaciones petrolíferas, realizadas sin cuidados ambientales, dejaron grandes cicatrices en el paisaje y estanques contaminados a cielo
abierto, que son la causa de la mortandad de numerosas aves migradoras que confunden el petróleo con agua.
Asimismo, la caza furtiva constituye una amenaza para numerosas especies que han visto reducido su número poblacional, como el guanaco, el choique, el piche, entre otras. Los efectos de la introducción de especies maderables, como los pinos, son aún discutidos.
Algunas de las medidas para resolver esta situación podrían ser resembrar áreas no degradadas completamente, hacer un buen manejo de los campos rotando los potreros, recambiar los animales actuales por un número menor de individuos mejorados genéticamente y que produzcan una mayor cantidad de lana, buscar otras actividades productivas alternativas como forestación con especies maderables, obtención de productos vegetales, ecoturismo, cría de guanacos y choiques, etc. Algunas de estas actividades tienen un alto costo económico y otras un gran impacto cultural. De todos modos ninguna de las alternativas es valedera si no se acompaña con campañas educativas y con el compromiso de los habitantes rurales, empresarios, funcionarios y comunidad en general.
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